Crónica de ROSENDO en Huercal Overa (Almería) el 15 de octubre de 2011

Un “Mariano, Rafa, se os quiere” y “chim pum”, colorín colorado, en Huercal-Overa nos vemos?”. Así acabé la crónica del concierto de Almería del pasado mes de agosto y, poco después, la interrogación se convirtió en un contundente SI, volviendo a aterrizar por tierras andaluzas para degustar el exquisito manjar que El Jefe nos iba a ofrecer.

Desafiando a nuestros amigos de la benemérita y sus puñeteros radares recaudatorios, llegamos puntuales al evento. Lo primero que nos sorprendió, la larga cola de 20 minutos hasta llegar a la taquilla, joder, ya nos pensábamos que costaría lo suyo ganar las primeras filas, aunque luego no fue así y nos situamos literalmente pegados al escenario.

En cuanto al público, variopinto: gente muy joven, peña entrada en años de los que algunos habían visto en escena al de Carabanchel con Leño, y mucha gente que iba, simplemente, porque son del pueblo y las fiestas se viven asistiendo a los conciertos que se celebran, se llame Rosendo o Camela quien actúe.

Lo de la barra, en la primera media hora, un desastre, buen precio (5€ el mini) pero mal servicio: 2 personas para atender a 200 en la barra, así que no hubo otra que colarse y pedir a pares el líquido elemento, y aun así, me perdí un tema.

A la medianoche en punto, un tío con corbata, hace presencia en el escenario, y nos agradece la asistencia, haciendo los honores al icono del Rock nacional que nos va a presentar su último disco, que lleva promocionando 1 año, “que difícil es llegar al estribillo (je, je, muy puesto no estaba el colega, pero le perdonamos por la elección musical de la noche y por las tremendas cavilaciones en que se convierten algunas letras de “El Jefe”).

Tras desaparecer el de la corbata, la instrumental “Yo me largo” abre la noche rosendista como está siendo habitual, hecho novedoso respecto a giras anteriores. Recuerdo en la gira de hace unos años, que abría la descarga con “Agradecido” y arrasaba desde el principio, pero después había un bajón hasta llegar a la parte final: El de esta noche, mantuvo una buena línea, alternando temas recientes como la correcta “Ni gozo ni calvario” con la genial “Deja que les diga que no”, momento en el que llegamos a las primeras filas, repletas de un público muy revoltoso, con aclamaciones constantes a Rosendo, sin parar de animar y gritar durante el primer tercio de la noche, cayera la que cayera. Resaltar que el sonido era atronador y nítido, lo cual se traducía en una acojonante descarga sonora que levantaba ánimos y enardecía al público

Inmersos en ese progresivo calentamiento del personal, sin apenas interrelación de Rosendo con el público (joder, no nos preguntó ni “cómo va la feria”) continuaron con su marcha regular cronometrada, resaltando “Voluntad pasiva” y su sobresaliente solo ejecutado a la perfección” y “Por meter entre mis cosas mi nariz”, tema que nunca me canso de escuchar por su genial música e inigualable letra y es que son “tantas las cervezas que bebí…”

La tela sigue, Rafa “le echa un cable” en “El alma se colma” y, un tema que casi pasa desapercibido, “De qué vas”, deja patente el impresionante solo que contiene y que no me deja pestañear para no perderme nada. Turno para la última del último, “Amaina tempestad” que para mi gusto, es la mejor del último disco, tiene caña, engancha y evita definitivamente que “se amuerme el ganao”. Está llamada a permanecer en el set list de giras venideras.

Los músicos, como siempre, son una maquinaria perfectamente engrasada que cada noche, muestran sobradamente su solvencia encima del escenario, son muchos lo años en los que la sección rítmica quedó definitivamente estabilizada. Mariano, implacable e impecable, cumpliendo su cometido baja su impertérrita expresión facial, joder, no falla pero no sonríe ni a Onosindor! Rafa, con su camiseta sin mangas, enseñando las consecuencias del gimnasio, hace ya tiempo que modificó hábitos encima del tablao, no hace gestos desbocados pero no para de moverse de un lado a otro de escenario, de forma que reparte miradas y emociona a los seguidores de todos lados. Lo de Rosendo, esta noche sí que fue “diferente”, daba la sensación de estar menos “formal” que en otras ocasiones y le dio rienda suelta a su parte más “cachonda”. Se dedicó a pasárselo bien mientras tocaba, levantó la “pata” con mucha más frecuencia de lo habitual, exageró un tanto los gestos (por cierto, Rosendo sí que devolvió el saludo a Onosindor- “te pillé el alias!!),

se le notaba eufórico, hizo que el público se erigiera como vocalista en estribillos de algunos temas como en “Pan de higo”, cosa extraña y muy anómala, y hasta se le notó con cierta ausencia de concentración en algunos solos o incluso hasta en el mismo cruce con Rafa en “Flojos de Pantalón”, quedó un tanto descoordinado. No obstante, fue todo un espectáculo, como siempre, volvió a ser “el rey del hormiguero”, derrochó maestría por los 4 costados, hasta se desmadró un tanto abusando de posturas llamativas, que me gustaban y arrancaba múltiples gritos y aplausos del personal.

Siguiendo con la descarga, la peña ya está a gusto y a tirar a caballo ganador con los temas más emblemáticos de su extenso repertorio, primero con la clásica demanda de aplausos de Rafa, preludio de “…Y dale!” en el que eché en falta, en la parte final, un tanto más de apoyo en forma de coros de los presentes, para darle color y calor a la cosa.

Seguidamente y cómo no, el tema que bandera del de Carabanchel pone patas arriba las pistas deportivas a base de “Flojos de pantalón” con el que se aceleró el desenfreno desde la primera nota (joder, menos mal que eran lentos sirviendo líquido elemento… si nos cargan un poco más, estamos todavía botando!), además el sonido acojonante era el mejor compañero que uno se podía echar (que no lo digo por ti, Diego…). Desmadre colectivo que, para mi sorpresa, sufrió bastante bajón con la enorme ”Que desilusión” que la prefiero antes que “El tren”, pero lo cierto es que ésta, tiene mucho más tirón y arrasa como pocas…Contra gustos, no hay disputas!

Y bueno, se puede decir que, ya metido en el frenesí de la batalla, te armabas de valor y hacías esfuerzo por no salir a hacer un pis, porque era tremendo y nada tenía desperdicio, así que a gozar y saltar con la que dedicó a su barrio “El ganador” (esta noche sin dedicatoria) o la joya del rock nacional “al enemigo ni agua”, con todo el personal botando y moviendo las melenas, o el “picaporte” (es que me gusta “bautizarlas”) que le encanta a la gente más que mí, y … “Señores, esto se ha terminado, que paséis muchas noches como esta, agradecidooo” así que a disfrutar el temazo a lo grande, evaporando la cerveza a base de movimientos verticales y no, para alcanzar a Luna, aunque esté más cerca que Córdoba.

Tras una pequeña parada, reaparición con la que supuso mayor celebración de toda la noche, “Maneras de vivir”, fue coreada por todo rosendista, animal o cosa que pululaba dentro de las paredes del recinto, realmente apabullante. Para finiquitar “el par más” que anunció el de Carabanchel, la trepidante, obra maestral, apoteósica e imprescindible “Navegando”, y es que debería estar prohibida, cada vez que la gozo, me entran ganar de naufragar ante una “rubia fresquita” en la barra de algún bar.

“Gracias, señores, ha sido un placer, que lo paséis de puta madre, Rafa, Mariano…” y a currarme con Diego el clásico “oé. oé, oéééé…”, y con bastante esfuerzo, conseguimos que nos secundara una mayoría relevante, hasta que, por fin, volvieron a salir para terminar los 100 minutos casi exactos de cada noche (como cojones lo harán????) y rematar con la bautizada “para todos los borrachos de España” la cual supuso el desmadre total para un personal, sabedor del inminente final, echando los restos en este himno, y es que… cuando pones ingredientes de primera división, acabas la faena saliendo por la puerta grande!

Respecto al set list, terminó siendo lo que era de esperar. Coincido con Rosendo en mantener de “niño pijo, a sueldo fijo, carrerón” y en “…aprendí todo el respeto a la lección” y es que me encanta que siempre suene “Por meter entre mis cosas la nariz”. Destacar el acierto de que “Borrachuzos” se haya consolidado como fija y el desacierto de la ausencia de ese blues de la buena gente que es “Mala vida”. En fin, a veces me gustaría que cambiara varios temas, de un concierto a otro, en la misma gira, sobre en todo en lugares muy cercanos, como hizo Metallica en la gira de 2009 que de una noche a otra cambiaban hasta 6 temas.

Una buena noticia es que, siguiendo la constante de estos últimos años, para el que viene, vuelve a haber nueva gira pese a no haber ni previsión de disco nuevo (mejor, je,je, así caerán menos del último y más de los “viejos”). Lo malo es que algunos de estos conciertos serán en teatros y sentaditos (qué queréis que os diga, yo es que soy de los que prefieren vivirlos de pie, junto al escenario, mezclado con la eufórica peña que salta y goza en cada estrofa…es que ese “tufillo” es impagable, je,je).

Como Rosendo declaró hace años “me gustaría llegar a los 70 haciendo rock and roll” yo le secundo y me apuntó a “me gustaría llegar a los 50 viéndolo hacer rock and roll”. Cada noche, cada concierto, siempre cosechó momentos únicos y esta velada no fue una excepción.

Como diría cierto forero “buen bolo”, como digo yo: ovación, dos orejas y vuelta al ruedo!!