09-07-05 ROSENDO - Murcia-Moratalla (Polideportivo)

            Con mi conocida capacidad de convicción, culminé el propósito de obtener acompañantes para presenciar en vivo la presentación de "Lo malo es… ni darse cuenta". Sí, hablo del carabanchelero cincuentón, que cumple años encima del tablao con una envidiable dignidad, después de más de 30 años dentro de esta historia de la música, de la que finalmente ha obtenido el merecido reconocimiento mayoritario (dos discos de oro: "Siempre hay una historia" y "Canciones paranormales y meros dementes")

            Raudos tras la repetitiva impuntualidad que siempre nos acompaña, llegamos 20 minutos tarde al polideportivo de Moratalla. Lo primero que nos sorprendió fue el fresquito que acariciaba nuestra piel (tan inusual en estas fechas); lo segundo, que el lugar habilitado para el menester era cojonudo y… cubierto con una carpa abierta en los laterales (el único inconveniente era que a 10 metros del escenario había un desnivel de 40cm, lo cual produjo un corte entre el público, ya que si te ponías inmediatamente al bajar, la calidad visual del escenario no era excesiva); y lo tercero, que los presentes no alcanzábamos el número de 100.

            Tras pedir unas birras, nos acercamos a charlar con la "chica de las camisetas" quien nos comentó los pormenores de las actuaciones de San Javier (unos 1000 y pico espectadores) y el Mediatic (unos 5000, y eso que actuaron grupos que ni ella conocía).

            Con más de una hora de retraso (je, je, me lo esperaba), a eso de las 00:10, aparecieron el hombre de las ropas claras (vestimenta oficial: zapatillas blancas, vaqueros azules claros y camiseta blanca, sin logos) junto a sus inseparables Rafa (camiseta, como siempre, de colorines hirientes a la vista) y Mariano (camiseta negra de Rosendo; sí señor, sí señor), habiéndose aumentado, milagrosamente, el número de asistentes hasta llegar a ser más de 1000.

            A la vez que hacían su aparición en escena, como novedad, sobre el telón de fondo del escenario, comenzaron a aparecer en una esquina caricaturas de la portada de su reciente trabajo, hasta adueñarse de la totalidad del mismo, mientras abrían fuego con "Atajo de Cobayas", que pese a escucharse con sonido nefasto no fue obstáculo para la calurosa acogida del público variopinto, formado por varias generaciones, siendo incluso muy coreada, sobre todo en las primeras filas donde estratégicamente nos habíamos situado. Esta reacción se incrementó, y a la par que el sonido quedó definitivamente solucionado, con la acogida a golpe de vítores y aplausos de "El Acogote", la más cañera del último disco y que ofrecieron sin los coros "tuneros" de la versión de estudio.

            Tras esta invasión en su último disco, se comenzó lo que llamó la fase de precalentamiento, en la cual cayeron temas esperados como "La fauna" (la más celebrada hasta ese momento) o "¿Qué me das?" (imprescindible en las últimas giras), "Listos para la reconversión" (con ese solo maravilloso que nos deleitó), con otras menos esperadas como "Cara a cara" (me encanta este tema, letra y música), "Sufrido" (En el buen sentido… ¡vamos bien!) y otras incluso sorprendentes como "Cosita" (¡Vaya con la prima Elena!) o "Vagabundear" (tema de letra emotiva, escrito por Serrat y exclusivamente editado en el "Rarezas" que acompañaba el Pack de estas Navidades)

            Con el precalentamiento conseguido y sobrepasado, segundo y último repaso a su reciente disco, dejándonos tres cortes del mismo: El primero: "Son Máquinas" (un tema que creía que no tocaría en directo, es quizás el más extraño del disco, musicalmente hablando, el que menos suena a Rosendo, de estructura lenta con relevancia instrumental), el segundo: "Cada Día" (según Rosendo, es el primer single que creía que debía publicar y con el que identifica su trayectoria en esta historia de la música) que fue especialmente coreada por el bullicioso personal; el tercero nos dijo que "Duele Pensar", toda una declaración de intenciones con letra sujeta a múltiples lecturas.

            Con Rosendo, aún perdura en mí la saludable y difícil costumbre en estos tiempos de Mp3 e Internet, de comprarme el disco (hay que contribuir) y escucharlo una y otra vez hasta desgranarlo y saborear cada nota de cada tema, como hacía antaño con cada uno de los discos que caían en mis manos, y que hoy es impensable con tanto aluvión de música y grupos.

            En fin, ya había transcurrido más de la mitad del concierto, pudiendo comprobar que mientras "El Jefe" estaba en su sitio con periódicos guiños de complicidad para motivar al respetable, Rafa se mostraba apático, cansado y con ganas de terminar desde que empezó. Aunque normalmente no hace grandes concesiones, no hubiera estado de más que, de vez en cuando, hubiera alterado su impasible rostro.

            De todas formas, el público nadaba en las aguas del frenesí, actitud que exteriorizó aún más con "Masculino Singular", tremendamente seguida, aunque yo disfruté más con la siguiente, y es que llegó el turno de un tema, afortunadamente recuperado para el directo, en el que el característico uso del castellano a la hora de componer letras en las que camufla la idea original, nos deja frases para la eternidad como "combinado de ingredientes, sinuoso de aventuras, de las obras continentes…¡Reflejos de la locura!". Sí, Metalero J.M., hablo de "Obstáculo Impertinente", es decir, "El Camión de la Basura", uno de nuestros gritos de guerra que perdura de los años de Cartagena.

            Y ahora sí, comenzó a sonar ese blues de la vida que cautiva emotividad y nos pone la piel como escarpias, y es que "Mala vida, Buena gente" como siempre apuntilla Rosendo es la consecuencia de uno de los momentos de mayor inspiración creativa del rock nacional.

            Con la adrenalina en el estado apropiado, el de Carabanchel consideró que era el momento de elevar nuestro gradiente de temperatura hasta la fusión, logrando que la puesta en escena de "Flojos de Pantalón" entre cruces en el escenario con Rafa (¡por fin se movía!), luces de público y lo más importante, esos acordes magistrales, desencadenaron el gran desmadre de la noche, de punta a punta del recinto, se desbordó la euforia hasta límites inigualables. Fue la sensación de la noche; Para vivirlo.

            Con el personal dispuesto a darlo todo, recibimos con ganas la "Chicha en el bar de enfrente". Con un "Manifiesta Deprimente" que contuvo nuestro ímpetu, hasta que se volvió a encontrar con ese animal salvaje que todos llevamos dentro con un tremendo doblete en el que primero evocó sus primeros tiempos con "Maneras de Vivir" ("Leño pa siempre") y en la segunda recurrió a uno de los clásicos: "Agradecido", que transformó la energía estática del respetable en la dinámica a base de contagiosos saltos, tras la cual se despidió mientras el telón de fondo simulaba la imagen fuera de antena ("mosquitos" como decimos en mi pueblo).

            La petición de vuelta al ruedo fue mayoritaria e irregular, pero eso sí, el sonido de tanto silbido fue ensordecedor como pocas veces he presenciado. La aclamación obtuvo el ansiado propósito sin hacerse mucho de rogar, reapareciendo con Rafa palmeando e incitando a la concurrencia al seguimiento de ese palmeo característico de "… Y Dale", palmeo que se convirtió en apoteosis en la celebración de la descarga de "Loco por Incordiar", tras la que agotados (¿ellos o nosotros?) se despidieron dándonos las "Buenas noches".

            Situado en la cima de la euforia de la campana de Gauss, aunamos fuerzas para demandar la vuelta de "El hombre de los guiños". Queríamos más y más mientras permaneciera un resquicio de aire en nuestros pulmones. De nuestras gargantas continuaban los gritos de "¡Roseendo, Roseendo!". Esta vez si se hizo de rogar, y costó lo suyo, pero finalmente obtuvimos la merecida recompensa, reapareciendo el trío liderado por el de Carabanchel para, primero volver a elevar el nivel de fogosidad hasta la extenuación, con su "Pan de Higo" (ya sabéis, "Al enemigo, ni agua") para terminar naufragando en la barra de algún bar inmersos en esos cañeros riffs con los que "Navegaríamos a Muerte", (si no cada día, si cada fin de semana) acabando uniéndose a sus clásicas palabras "hasta siempre, Moratalla; ha sido de puta madre, que nos veamos muchas veces", desapareciendo, tras esta leve despedida, mientras el telón de fondo iba encogiéndose hasta curvarse en forma de ese planeta llamado Tierra, del que todos formamos parte en esa "variedad de vecindario" que nos convierte en un "atajo de cobayas"; claro que lo malo es ni darse cuenta.

            En resumen, un concierto para vivir y gozar, y es que este carabanchelero, de voz castiza, deja claro que a sus 51 años se puede hacer rock and roll por muchos años más, siendo los intensos 100 minutos que habíamos vivido, la constatación fehaciente de este hecho; como Rosendo dice: "Lo importante, al fin y al cabo, es lo que haces"; a lo que yo apuntillo: y lo que vives. ¡Larga vida al Rocksendo!

            ¡Uno es lo que ha vivido!

SET-LIST

1 Atajo de Cobayas
2 El Acogote
3 Cara a Cara
4 La fauna
5 Listos para la reconversión
6 Cosita
7 Vagabundear
8 ¿Qué me das?
9 Sufrido
10 Son máquinas
11 Cada día
12 Duele Pensar
13 Masculino Singular
14 Obstáculo impertinente
15 Mala vida
16 Flojos de Pantalón
17 Manifiesta Deprimente
18 Maneras de vivir
19 Agradecido

BIS
20 … Y Dale!
21 Loco por Incordiar

2º BIS
22 Pan de Higo
23 Navegando

Bravo-Ceutí
Fotos: Archivo

 

 

 

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