11-07-08 FESTIVAL VIA DE LA PLATA - Mérida-Badajoz (Albergue Juvenil)

 

 

 

El recinto

            El evento supuestamente tuvo lugar en el Albergue Municipal El Prado, aunque donde estuvimos no vimos un solo edificio que pudiera ejercer de tal. El recinto en el que se celebró el festival, por el contrario, es un campo de fútbol de un albero bastante irregular, de fácil acceso para los que nos desplazamos por carretera y con una relativa comodidad para el aparcamiento en las calles de un cercano polígono industrial que había que cruzar. Desconozco cómo se organizó la zona de acampada, ya que los que íbamos juntos pernoctamos en la vecina localidad de Montijo.

            Una vez llegados a las puertas, en unas casetas se canjeaba la entrada por una pulsera que habilitaba a los asistentes el acceso. En dicho punto morían irremisiblemente las botellas de plástico y la comida que los miembros de la seguridad detectaran en poder del público. Tras franquear la entrada, sendas zonas de urinarios se disponían a ambos lados y, algo alejadas de ellas en dirección al escenario, dos barras de dimensiones suficientes para el suministro de las necesarias bebidas bajo el inclemente sol del julio extremeño. Unas casetas similares a las ya comentadas servían los tiques que facilitaban la celeridad en la adquisición de refrescos, cervezas y otros combinados. Los precios eran razonables, nada que ver con verdaderos atracos que hemos sufrido en otros certámenes.

            Finalmente, tras la barra derecha según se miraba al escenario se colocaba un punto de suministro de bocadillos, a todas luces insuficiente para la demanda que se concentraba allí. Detrás de esta zona se ubicaba el área de merchandising, cuyo producto estrella eran las camisetas futboleras de IRON MAIDEN de color amarillo, disponibles al "módico" precio de 100 euros. Aunque pueda sorprenderos, vimos entre el público no menos de cuatro de ellas. En el área de productos oficiales el único grupo que no tenía presencia alguna (ignoramos el motivo) era BARÓN ROJO. Si el éxito de las bandas se midiera por la proliferación de sus camisetas, en esta jornada, como es también habitual, habría vencido por goleada la Doncella de Hierro.

 

El cartel

            Aunque el atractivo principal (y el exclusivo para muchos fans) era IRON MAIDEN y su gira de homenaje al mítico LIVE AFTER DEATH, los restantes grupos completaban un interesante elenco de propuestas metaleras. En segundo lugar en importancia estaban los poderosos SLAYER y tras ellos BARÓN ROJO, que cerraron el festival en lo que a orden de actuación se refiere. La última banda de verdadero nivel era ICED EARTH, mientras que el resto del cartel (RA, LAUREN HARRIS, ROSE TATOO y AVENGED SEVENFOLD) me despertaba escaso interés. Tanto es así que no accedí al recinto hasta las siete de la tarde, cuando debían comenzar a actuar estas cuatro formaciones, que, según informaba la prensa local al día siguiente, reunieron a 20.000 personas ante sí.

 

 

            Contrariamente a lo que es propio en estos actos, los horarios del festival no sólo no generaron retraso, sino que incluso iban adelantados respecto al programa oficial. Por ello, cuando entramos con un cuarto de hora aún para la actuación de ICED EARTH, nos topamos con el quinteto de Florida en escena. Entre el paseo de reconocimiento, la adquisición de los tiques para las bebidas y poco más se nos pasó su actuación sin apenas prestarles atención. Sonaban potentes, eso sí, pero nada más puedo comentar de ellos.

            Quince minutos antes de las programadas 20.45 saltaron al escenario SLAYER. Presididos por el poco devoto telón de su último disco CHRIST ILLUSION, los liderados por TOM ARAYA ofrecieron lo que se espera de ellos: contundencia, agresividad, irreverencia, cero concesiones estéticas y una calidad propia de quienes llevan dos décadas en la cumbre del trash mundial. Como viene siendo habitual, la descarga comenzó con el tema DISCIPLE de su disco GOD HATES US ALL, que postergó el antes tradicional inicio con HELL AWAITS a la mitad del concierto.

            Uno tras otro fueron cayendo clásicos del cuarteto norteamericano, que mantiene su alineación fundacional una vez que el demoledor DAVE LOMBARDO retomó su sitio en la batería. Fuimos obsequiados (o torturados, ¿no, Goes?) con CHEMICAL WARFARE, WAR ENSEMBLE, RAINING BLOOD, DEAD SKIN MASK, SOUTH OF HEAVEN o la ya comentada HELL AWAITS entre otros cortes. De este repertorio eché en falta algunos temas como SEASONS IN THE ABYSS o BLACK MAGIC, que resultaron sacrificados para compactar al máximo su tiempo de actuación. Con una actitud marca de la casa, infatigables aunque algo fríos ante el público, el inefable KERRY KING (no es el tipo de acompañante que uno querría para su hermana) y el hacha rubio JEFF HANNEMAN nos machacaron con continuos riffs de guitarra, a cual más despiadado. Sin un solo saludo juntos ni el más mínimo guiño a la concurrencia, ambos intérpretes cumplieron a la perfección, demostrando un sobrado dominio de las seis cuerdas.

            La respuesta de los congregados fue intensa, hasta el punto que en las cercanías del escenario se originaron las tradicionales "batallas de headbangers", en absoluto preocupados por el gran charco de fango que formaron las irregularidades del firme y los necesarios manguerazos. Al principio la gente delimitaba esa especie de laguna con cuidado de no caer dentro, pero algunos temas después daba ciertamente igual. Algún que otro "emocionado" brincaba dentro y salpicaba a los demás como si estuviera en la orilla del mar. Resultado: más de uno acabamos con barro hasta en la cara. Poco importó, como he dicho. Eso sí, menos mal que previamente me había abastecido de calzado deportivo y pantalones "mogonos" en un centro comercial de Mérida todo por apenas 20 euros. ¡Vivan las rebajas de julio!

            El bajo y vocalista del cuarteto TOM ARAYA, contrariamente a otras ocasiones, se esforzó por comunicarse con la audiencia en castellano. Con acento de doblaje sudamericano preguntó si España era campeona de algo, bromeando acerca de que algo le habían contado. El guiño fue recogido por el público, que coreó el "campeones, campeones, oeoeoe" y hasta el propio LOMBARDO lo acompañó brevemente a la batería.

            La traca final tras la obligada despedida "de pega" fue con dos cortes igualmente enérgicos: MANDATORY SUICIDE y ANGEL OF DEATH. Este último tema, dedicado al exterminador de Auschwitz, supuso como acostumbran la despedida de SLAYER. Minutos después, manteniendo el cuarto de hora de adelanto, el escenario comenzó a ser preparado para los reyes del día, los británicos IRON MAIDEN.

 

            El ahora sexteto inglés es de los pocos grupos (en cualquier género musical, no sólo en el metal) que tiene la codiciada llave del éxito. Desde el distante 1980 todos sus discos han sido superventas, sus conciertos siguen congregando a miles de fieles, venden más camisetas que los clubes de fútbol más seguidos juntos y no defraudan jamás en directo. Poco importa si la gira es un mero pretexto para recordar temas antiguos o si apoya un nuevo lanzamiento; IRON MAIDEN son un valor seguro, de los escasos que no flaquean con el paso de los años.

            En mi caso era la décima vez que me presentaba ante ellos y, a pesar de que su propuesta me debería cansar por repetida, tienen esa extraña magia de poder transmitir algo nuevo y fresco en cada ocasión. Además, el anunciado recuerdo de la gira mítica de 1984-85 iba a permitirme disfrutar en vivo de lo que hasta ahora sólo podía a través de un vídeo VHS, el primero que me compré de un concierto, que apenas se ve de veces que lo he pasado en estos veinte años que lleva en mi poder.

            Con una puntualidad destacable, el imponente escenario se oscureció a los sones de TRANSYLVANIA. En las pantallas laterales que se habían instalado se veían imágenes del grupo bajándose del avión que pilotaba el capitán DICKINSON. Empalmando hábilmente estas tomas con las de aeroplanos de la II Guerra Mundial, el discurso de WINSTON CHURCHILL anunciaba lo inminente. Tras el "we will never surrender" sonaron los primeros compases de ACES HIGH. De repente estábamos en el vídeo tantas veces visto y grabado en la lejana Long Beach Arena en marzo de 1985. Estaba sucediendo realmente: IRON MAIDEN nos llevaban, como se titula su presente gira mundial, "a algún lugar atrás en el tiempo".

            Las llamaradas y la expectación de los primeros instantes dificultaban la contemplación de un escenario ciertamente trabajado. Esfinges egipcias procedentes de aquel POWERSLAVE, algunas de las cuales decoran el EDDIE’S BAR que el grupo mantiene en el Algarve portugués, y motivos jeroglíficos escoltaban dos puertas laterales y el acceso a una plataforma superior que BRUCE DICKINSON recorrió más de una ocasión durante la noche. Presidiendo todo, un telón que iba cambiando casi cada tema ofreciendo un repertorio del arte que el genial DEREK RIGGS fue dejando portada tras portada.

            El grupo se mostró en una forma "incendiaria", como los calificó la prensa australiana al comienzo de la presente gira. BRUCE alardeó de un nivel vocal pocas veces alcanzado años atrás, sin agudos forzados ni carencias notables. Fue simplemente perfecto. Ataviado con un caluroso gorro de lana que desechó avanzado el concierto y unos pantalones a base de jirones, el inigualable vocalista se metió al público en el bolsillo desde el minuto uno. Por su lado, el líder STEVE HARRIS demostró un gran tono físico y dio sus acostumbradas carreras a ambos lados de la escena, aunque, eso sí, nos "ametralló" con su bajo menos veces que en otras ocasiones.

            Las tres guitarras de la banda no se escuchaban con demasiada nitidez en los primeros temas, pero, una vez subsanada esta deficiencia, estuvieron a gran nivel. Mientras JANICK GERS no paró un solo momento de brincar y hacer molinillos a lo YNGWIE MALMSTEEN con su Stratocaster, los habitualmente calmados ADRIAN SMITH y DAVE MURRAY ofrecieron el contrapunto a tanta vitalidad. El primero de ellos parece haber perdido algo de sitio en el grupo desde su regreso, ya que por no tener ni tenía una demarcación concreta en la escena. Tocaba normalmente en segunda fila y en algunos de los temas (FEAR OF THE DARK) incluso desapareció. Por último, el bueno de NICKO MC BRAIN cumplió como en él es costumbre. La anécdota fue que rompió uno de los bombos (o eso me pareció entender) en un tema, y hubo de acudir urgentemente el personal auxiliar a reparar el entuerto.

            El repertorio fue de auténtico lujo, basado en la producción de los británicos a lo largo de la década de los 80. Básicamente se ceñía a la gira del LIVE AFTER DEATH con algún  añadido de los discos SOMEWHERE IN TIME y SEVENTH SON OF A SEVENTH SON. La excepción a esta idea la puso FEAR OF THE DARK, aunque después de oírla en directo entiendo que pocos pueden criticar su inclusión en un concierto de IRON MAIDEN. De este modo, tras ACES HIGH cayeron sin pausa 2 MINUTES TO MIDNIGHT, REVELATIONS y THE TROOPER, haciendo al público participar de instantes inolvidables.

            La coreografía del grupo ha ganado con los años, como se evidenció en la gira de 2003 del disco DANCE OF DEATH. Desde entonces, BRUCE interpreta THE TROOPER con la casaca roja y la gran enseña británica que blande EDDIE en la célebre portada de su sencillo. Aunque sin duda el alarde escénico de mayor calibre fue el que acompañó los trece minutos de RIME OF THE ANCIENT MARINER, el tema cuya recuperación ha sido más celebrada. El fondo con las velas rotas, el descenso y atenuación de las luces en la parte lenta e incluso el balanceo de las mismas evocando las olas del mar y finalmente la pirotecnia que precede al clímax de la obra fueron impresionantes. La precisión de los técnicos y su nivel de sincronía fue sencillamente de diez. Sólo por estos minutos habría merecido la pena acudir al evento, pero aún se nos iba a ofrecer mucho más...

            Desconozco el motivo por el que se cayó del repertorio FLIGHT OF ICARUS, y desde luego la sustitución de este clásico por WASTED YEARS la encuentro contraproducente. Aunque los temas de ADRIAN SMITH me resultan excelentes por norma general, éste en concreto no veo que esté al mismo nivel. Algo parecido opino de CAN I PLAY WITH MADNESS, que es un buen corte pero desde luego más flojo que el resto de la actuación. Los inimitables HEAVEN CAN WAIT y RUN TO THE HILLS conectaron perfectamente con la concurrencia, que cantó al unísono sus estribillos, así como el pausado comienzo de FEAR OF THE DARK. Este tema gana mucho en directo y deviene insustituible en todo buen concierto que se precie.

            La sorpresa de la velada, al menos para el que suscribe, fue la aparición de EDDIE tras el solo de bajo del tema IRON MAIDEN. El que ha ido a conciertos de la Doncella sabe que siempre se abre el escenario en ese momento, pero desde luego no esperaba que se hubiese recuperado la esfinge del LIVE AFTER DEATH y de ella saliera la caracterización de la mascota más famosa del heavy según la gira WORLD SLAVERY TOUR. Un auténtico subidón.

            Los bises consistieron en MOONCHILD (otra recuperación histórica en el listado del sexteto), THE CLAIRVOYANT y la insuperable HALLOWED BE THY NAME. En el segundo de los mismos nos vino a saludar EDDIE de nuevo, esta vez en versión móvil y dispuesto como en la portada del disco SOMEWHERE IN TIME. Una vez encendidas las luces, fieles a su costumbre, nos despidieron con el tema de la banda sonora de LA VIDA DE BRIAN. Buen rollo hasta en eso.

            En resumen, nostalgia y actualidad para una banda que sigue siendo muy grande. BRUCE en plena forma, la maquinaria bien afinada y los fans entregados y finalmente satisfechos. ¿Qué más se puede pedir?

            Repertorio de temas:

 

 

            La banda española más importante de todos los tiempos, ahora en horas más bajas aunque sólo sea a nivel comercial, merecía figurar en el selecto cartel del festival. Los míticos BARÓN ROJO de los incombustibles hermanos DE CASTRO saltaron a escena sobre la una de la madrugada emeritense. La formación la completaban los recientemente fichados TONY FERRER a las cuatro cuerdas y RAFA DÍAZ con las baquetas.

            Con un fondo únicamente decorado con el logotipo del grupo, los madrileños comenzaron tirando de clásicos, los que realmente la gente anhelaba oír. De este modo nos obsequiaron de inicio con SATÁNICO PLAN (VOLUMEN BRUTAL) y la genial BARÓN ROJO, que la concurrencia cantamos a pulmón lleno. Pero no sólo de recuerdos a sus años gloriosos pretenden vivir los actuales Barones, por lo que a continuación volvimos al presente con AL FINAL PERDERÁN, de su más reciente producto de estudio ÚLTIMAS MENTES. Inevitablemente fue acogido con más frialdad, aunque el tema no es malo en absoluto y en directo funciona. El regreso a su historia vino de la mano de CAMPO DE CONCENTRACIÓN y HERMANO DEL ROCK & ROLL, momento que nos llevó a mitad de los 80, cuando el aviador rojo sobrevolaba majestuosamente el mercado nacional y extranjero.

            Las horas de festival iban haciendo mella, lo que unido a la caminata pendiente aún hasta el coche fue provocando una lenta pero continuada deserción en el respetable. Afortunadamente para los que no esperamos al final de su actuación, los temas de BARÓN ROJO siguieron sonando con total nitidez por el descampado hasta el polígono industrial que nos conectaba con la ciudad de Mérida. En este trayecto pudimos reconocer EL MALO, EL BARÓN VUELA SOBRE INGLATERRA, CONCIERTO PARA ELLOS y la aguardada CUERDAS DE ACERO. Aunque no oí el resto, debo entender que no faltó su himno RESISTIRÉ.

            Muy grandes también los Barones, aunque si los siguen relegando a horas tan intempestivas (aún me acuerdo el anterior festival METALWAY que los puso ante el público a las dos de la mañana) les va a costar trabajo dar noches de gloria desde un escenario. De todos modos, fueron el colofón perfecto a la fiesta de Mérida. Lástima que en Zaragoza se quedaran sin disfrutar del evento. Mi afecto para ellos.

            Saludos a mis compañeros en esta ocasión GOES (vaya la pinta con la camisetita blanca, "miarma"), RAFA y PATRI. Mención especial para BEA y mi mujer ROSARIO, que aunque no vinieron al concierto tuvieron que aguntarme el relato en tiempo real de todo lo vivido cuando llegamos a Montijo para el hotel.

 

            Larga vida al Rock n’ Roll

 

 

José María Pinilla

  

Una Cervecita en el "trabajo"

La satisfacción del deber cumplido

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